Las restricciones a la entrada en los países europeos y dentro de ellos están aumentando en un intento de frenar el resurgimiento de la pandemia COVID-19. Un código de color único, criterios comunes, mejor información pública: los europeos han encontrado un terreno de entendimiento para poner fin a la actual inestabilidad ante el fuerte aumento de la tasa de contaminación.
La situación está empeorando y las restricciones están aumentando. Los embajadores de los Estados Miembros acordaron el viernes pasado una recomendación que fue adoptada formalmente a nivel ministerial.
El portavoz alemán, cuyo país ocupa la Presidencia de la Unión, apoyó :
Este es un paso importante que proporcionará más previsibilidad y transparencia a los viajeros de la UE en tiempos de COVID-19.
De conformidad con la Recomendación, el país que proyecte introducir medidas restrictivas contra los viajeros procedentes de una zona considerada de riesgo debe informar al Estado Miembro, de ser posible 48 horas antes de su entrada en vigor. El público también debe ser avisado con 24 horas de anticipación.
Para evaluar la situación en una zona hay que tener en cuenta tres indicadores: el número de nuevos casos notificados por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días a nivel regional, el porcentaje de pruebas positivas respecto de todas las pruebas realizadas durante la última semana y el número de pruebas por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días.
Sobre la base de esos datos, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (CEPCE) publicará semanalmente un mapa general de la situación en todos los países de la UE a nivel regional. Cuatro colores determinan el nivel de riesgo de una zona: verde, naranja, rojo y gris.
En detalle: si la tasa de infección a los 14 días es inferior a 25 (por cada 100.000 habitantes) y la tasa de positividad de la prueba es inferior al 4%, se considera que una zona está en verde y no debe aplicarse ninguna restricción. Una zona es naranja si la tasa de infección es inferior a 50 y la tasa de positividad de la prueba es del 4% o más, o si la tasa de infección está entre 25 y 150 pero la tasa de positividad de la prueba es inferior al 4%. La zona se vuelve roja si la tasa de infección es de 50 o más y la tasa de positividad de las pruebas es del 4% o más, o si la tasa de infección es superior a 150. Si no hay suficiente información para evaluar estos criterios o si el número de pruebas realizadas es de 300 o menos por cada 100.000 habitantes, la zona se clasifica como "gris".
También se dispone, como cuestión de principio, que los Estados Miembros no deben denegar la entrada en su territorio a los viajeros procedentes de otro país de la UE. Por otra parte, según el texto, los viajeros procedentes de una zona naranja, roja o gris pueden ser obligados a someterse a una cuarentena y/o a un control a su llegada. Sin embargo, los viajeros de varias profesiones consideradas esenciales están exentos de la cuarentena.
Además, los resultados de las pruebas deben reconocerse mutuamente. Así pues, la Recomendación también prevé la introducción de un formulario europeo único que deberán rellenar los viajeros. No obstante, los Estados siguen teniendo libertad para seguir las medidas recomendadas.
Se han registrado más de 6,2 millones de casos de COVID-19 y casi 240.000 muertes en Europa, donde la propagación de COVID-19 se acentúa. A la espera de decidir si siguen o no esta recomendación, algunos países están estableciendo medidas y restricciones a los viajeros procedentes de la Unión Europea, según sus propios criterios.