En 2017, el aeropuerto acogió a más de 46 millones de pasajeros (+8,6% en comparación con el año anterior). Además de los grandes sectores de actividad, como las finanzas, el comercio internacional, los medios de comunicación y las artes, la ciudad es también uno de los principales puertos del Mediterráneo para el tráfico comercial y la actividad de cruceros.

Barcelona se ha consolidado como uno de los principales destinos turísticos metropolitanos de Europa, con nueve edificios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La gran riqueza patrimonial y cultural de la ciudad le permite atraer un número cada vez mayor de visitantes de ocio: el turismo de ocio supone ya algo más de uno de cada dos visitantes, primando sobre el turismo de negocios, muy importante en la ciudad catalana. Sin embargo, este crecimiento del turismo de ocio también ha provocado el auge de los alojamientos colaborativos (AirBnB, HomeAway, etc.), y las molestias para los vecinos, que han llevado al nuevo alcalde de Barcelona a querer limitar el desarrollo de los alojamientos turísticos y hoteleros colaborativos en la ciudad.

No obstante, la oferta de canales creció un 1,3% en el año, y a 1 de enero de 2018 sumaba 34.932 habitaciones.