El continente sudamericano y el Caribe aprovecharon hace unos años los grandes eventos deportivos y el dinamismo de la región, lo que se tradujo en un importante crecimiento hotelero. En la actualidad, debido a las dificultades financieras y a la agitación política cada vez más preocupante en países antes estables (Brasil, Argentina, Venezuela, por nombrar sólo algunos), el continente ha frenado su progreso.

Los países más dinámicos (por ejemplo, Perú o Colombia) aún no han alcanzado el nivel y la capacidad hotelera suficientes para mejorar el estado general del continente. Además de estos riesgos de la naturaleza humana, los huracanes de 2017 en el Caribe han puesto de manifiesto la fragilidad de ciertas construcciones, y sobre todo el atractivo turístico de estos destinos, en un contexto de precariedad ambiental.

América Latina es hoy la zona con menor índice de penetración de canales (23%, frente a casi el 30% en Europa y el 73 en Norteamérica), lo que no facilita la llegada de inversiones masivas. Así, mientras que México es el noveno país del mundo en cuanto a hoteles, y Brasil el decimoquinto, estos dos gigantes turísticos no consiguen impulsar toda la zona hacia la cima. En cuanto a los grupos latinoamericanos, el primero en la clasificación mundial es el Grupo Posada, mexicano (46º), seguido de City Express Hoteles (también mexicano, 80º). Una prueba, si es que hace falta, de la relación entre el crecimiento de la oferta y el dinamismo de los grupos hoteleros.